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Emisores termoeléctricos
Su uso está indicado para viviendas con unas necesidades de aporte calorífico moderado y para estancias de tamaño pequeño o medio
Los emisores termoeléctricos son un sistema de calefacción limpio, seguro y fácil de instalar. Basta con colgarlos en la pared, enchufarlos y ponerlos en marcha. En cuanto a su consumo, necesitan un 30% menos de potencia para funcionar que otros sistemas. Además, disponen de un sensor y un termostato de seguridad cuya función es controlar la temperatura del emisor.
Principales características
Los emisores térmicos o termoeléctricos están diseñados para conseguir el máximo ahorro energético eléctrico en la generación de calor. No en vano, necesitan un 30% menos de potencia para funcionar que otros sistemas de calefacción.
Su uso está indicado para viviendas con unas necesidades de aporte calorífico moderado y para estancias de tamaño pequeño o medio.
Frente a otros sistemas de calefacción, los emisores termoeléctricos no alteran ni resecan el ambiente y no emiten olores. Además, no contaminan ni producen gases, humos ni residuos, ya que no utilizan combustibles y apenas precisan mantenimiento. Los materiales que lo componen resisten el paso del tiempo y la corrosión.
Casi todos los aparatos son digitales y cuentan con un termostato de seguridad para configurar la regulación de temperatura, programar el horario de funcionamiento y cortar la alimentación eléctrica si el radiador alcanza una temperatura más elevada de lo normal.
Tipos de emisores
Esta variante de la calefacción eléctrica se comercializa en tres versiones: fluido, tecnología seca o cerámicos.
Los emisores termoeléctricos de fluido disponen en el interior de un líquido más viscoso que el aceite. Éste optimiza su economía porque acumula calor, aunque tarda más en encenderse. Cuando el termostato para el aparato, el calor acumulado retarda el siguiente encendido, ya que tarda más en enfriarse.
Los emisores secos no llevan ningún tipo de fluido, por lo que el calor se emite de forma directa desde las resistencias y se enciende más rápido. La desventaja es que los encendidos y apagados son más continuos.